BBC Verify descubrió que Rusia ha más que duplicado sus ataques aéreos contra Ucrania desde que el presidente Donald Trump asumió el cargo en enero de 2025, a pesar de sus llamados públicos a un alto el fuego.
El número de misiles y drones disparados por Moscú aumentó drásticamente tras la victoria electoral de Trump en noviembre de 2024 y ha seguido aumentando a lo largo de su presidencia. Entre el 20 de enero y el 19 de julio de 2025, Rusia lanzó 27.158 municiones aéreas contra Ucrania, más del doble de las 11.614 registradas en los últimos seis meses del mandato del expresidente Joe Biden.
Promesas de campaña vs. una realidad en aumento
Durante su campaña de 2024, el presidente Trump prometió repetidamente poner fin a la guerra de Ucrania “en un día” si era elegido, argumentando que la invasión a gran escala de Rusia podría haberse evitado si un presidente al que el Kremlin “respetaba” hubiera estado en el cargo.
Sin embargo, a pesar de su objetivo declarado de paz, los críticos afirman que los primeros años de la presidencia de Trump han enviado señales contradictorias. Su administración suspendió temporalmente los envíos de armas de defensa aérea y ayuda militar a Ucrania en marzo y julio, aunque ambas pausas se revirtieron posteriormente. Las interrupciones coincidieron con un aumento significativo de la producción rusa de misiles y drones.
Según la inteligencia militar ucraniana, la producción rusa de misiles balísticos aumentó un 66 % durante el último año. Los drones Geran-2 (versiones rusas de los drones iraníes Shahed) se fabrican actualmente a un ritmo de 170 al día en una enorme nueva planta en Alabuga, que Rusia afirma ser la mayor planta de drones de combate del mundo.
Picos de los ataques rusos
Los ataques alcanzaron su punto máximo el 9 de julio de 2025, cuando la Fuerza Aérea de Ucrania reportó el lanzamiento de 748 misiles y drones en un solo día, lo que causó al menos dos muertos y más de una docena de heridos. Desde la investidura de Trump, Rusia ha lanzado más ataques diarios que ese récord del 9 de julio en 14 ocasiones.
A pesar de la frustración expresa de Trump —según se informa, exigente después de un importante ataque en mayo—,“¿Qué diablos le pasó [a Putin]?”—El Kremlin no ha disminuido su ofensiva.
Esfuerzos diplomáticos y críticas
A principios de febrero, el secretario de Estado Marco Rubio encabezó una delegación estadounidense en las conversaciones de paz con el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, en Riad. Estas conversaciones fueron seguidas por conversaciones mediadas entre funcionarios ucranianos y rusos en Turquía. Estas aperturas diplomáticas se vieron inicialmente acompañadas de una disminución temporal de los ataques rusos, pero pronto volvieron a intensificarse.
Los críticos argumentan que el apoyo militar inconsistente de la administración Trump envalentonó a Moscú. El senador Chris Coons, demócrata de alto rango del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, declaró:
Putin se siente envalentonado por la debilidad de Trump. Su ejército ha intensificado los ataques contra infraestructura civil —hospitales, red eléctrica y salas de maternidad— con una frecuencia aterradora.
Coons enfatizó que sólo un aumento en la ayuda de seguridad occidental podría obligar a Rusia a considerar seriamente un alto el fuego.
La creciente vulnerabilidad de Ucrania
El analista militar Justin Bronk, del Royal United Services Institute (RUSI), advirtió que los retrasos y las restricciones en el suministro de armas estadounidenses han dejado a Ucrania cada vez más vulnerable a los ataques aéreos. Añadió que el creciente arsenal ruso de misiles balísticos y drones kamikaze, sumado a la reducción en el suministro de misiles interceptores estadounidenses, ha permitido al Kremlin intensificar su campaña con resultados devastadores.
Los sistemas de defensa aérea de Ucrania, incluidas las eficaces baterías Patriot, se están agotando. Cada sistema Patriot cuesta alrededor de mil millones de dólares, y cada misil, casi cuatro millones: recursos que Ucrania necesita desesperadamente, pero que le cuesta mantener. Trump ha acordado vender armas a sus aliados de la OTAN, quienes, a su vez, están enviando algunas de esas armas a Kiev, incluyendo posiblemente sistemas Patriot adicionales.
En el terreno: miedo y agotamiento
Para los civiles, la vida cotidiana bajo constante amenaza se ha convertido en la nueva normalidad.
“Todas las noches cuando me voy a dormir, me pregunto si me despertaré”.dijo la periodista Dasha Volk en Kyiv, hablando con el programa Ukrainecast de la BBC.
“Oyes explosiones o misiles en el cielo y piensas: '¡Esto es todo!'”
La moral se está debilitando a medida que las defensas aéreas son cada vez más penetradas.
La gente está cansada. Sabemos por qué luchamos, pero después de tantos años, el agotamiento es real.Volk añadió.
Conclusión: Incertidumbre por delante
Mientras Rusia continúa expandiendo su producción de drones y misiles, y los suministros de defensa aérea de Ucrania están al límite, el futuro del conflicto sigue siendo incierto. La administración Trump se enfrenta a una creciente presión para enviar una señal más clara y firme al Kremlin: que Occidente no se retirará y que la paz no se puede lograr mediante el apaciguamiento ni la demora.
El hecho de que ese mensaje se transmita y se reciba puede determinar la siguiente fase de esta guerra.
Fuente del artículo:BBC
Hora de publicación: 06-ago-2025